Fiesta de Santa María de los Ángeles - 2 de agosto de 2024
Alegrémonos hoy en el Señor, celebrando a la Santísima Virgen María, Reina de los Ángeles.
- El origen de esta gracia espiritual.
Una noche del año 1221, mientras Francisco estaba en oración, se le apareció un Ángel para ordenarle que se dirigiera a la pequeña capilla vecina donde lo esperaban Nuestro Señor Jesucristo y la Virgen María, acompañados de una larga comitiva de Ángeles.
Francisco llegó allí con toda prisa y, al ver este espectáculo celestial, se postró para adorar la Majestad de su Dios.
El Salvador le habló en estos términos: “Francisco, el celo que tú y tus hermanos mostráis por la salvación de las almas me lleva a permitir que me pidáis alguna gracia a su favor; Prometo concedértelo amablemente”.
San Francisco sabía bien que toda la tierra es la sede del reino de Dios, creía que en todas partes Dios concede su gracia a sus elegidos. Pero su experiencia le había enseñado que esta Iglesia de Santa María de la Porciúncula está llena de una gracia más abundante y que los Ángeles la frecuentan con frecuencia.
- La indulgencia de la Porciúncula supera todas las demás indulgencias plenarias por los privilegios singulares que la distinguen:
1 – Es de origen inmediatamente Divino,
2 – Es plenaria, perpetua, absoluta, gratuita, aplicable a los vivos y a las almas del Purgatorio, adscrita a todas las iglesias de las Órdenes de San Francisco.
3 – Se puede ganar todos los días del año en la iglesia de Santa María de los Ángeles, cerca de Asís.
4 – En dicha Basílica, no se suspende durante el año jubilar; y en las demás iglesias franciscanas se suspende sólo para los vivos y continúa teniendo su efecto para la aplicación a las almas del Purgatorio.
El día de esta Solemnidad acudiremos a la iglesia con la muy decidida intención de aplicar la santa indulgencia.
Habrá profunda Adoración al Santísimo Sacramento; si aún no se ha presentado a la santa mesa, vendrá y se sentará allí con sentimientos de verdadera piedad y sincera contrición.
Luego devolveremos a Nuestro Señor la acción de gracias que le es debida, y nos prepararemos para recibir la santa indulgencia recitando las oraciones que la devoción de cada uno pueda sugerir, cuidando, sin embargo, de orar según las intenciones de los Soberanos Pontífices.
Dispongamos nuestro corazón para que sea el lugar, la casa, el espacio donde Dios encuentre un lugar para habitar.