Encuentro de formacion permanente Región Nuestra Señora de la Concepción - Brasil
Asesor: P. Luís Felipe (DV)
Tema: resiliencia y vida comunitaria
Animadas las unas por las otras, sigamos con firmeza el camino, que el Señor abrio delante de nosotras!
Iniciamos nuestro encuentro de formación con la Celebración Eucarística que nos convidó a hacer una caminata de misericordia y no de sacrificios, buscando al Señor que nos quiere “herir para curar”, a partir de la situaciones que nos apartan de la vida comunitaria, unas de las otras, empujándonos a un aislamiento, individualismo fruto del pecado.
La Vida religiosa nació para vivir en Comunidad, no tiene sentido hacer lo que queremos de una manera aislada sin Comunión como hermanas. Es un camino de Salvación que se hace en el tercer día como Jesús hizo-Resucitó y no como Lázaro en el cuarto día, cuando ya no había más vida. La experiencia es de Resurrección en el tercer día. Esta vida es de libertad interior, para servir como María a Isabel, Ser esclava del Señor, para servir con libertad a los hermanos y hermanas por causa de Jesús el maestro.
La Vida religiosa necesita unir fuerzas para la comunión, somos convidadas a ser peritos de la comunión, Vida Comunitaria, en la aceptación de las hermanas que el Señor nos envió, en respeto mutuo. Es necesario hacer la experiencia para sentir la alegría en la vida.
Toda Vida religiosa posee sus trabajos pastorales los que también expresan su Carisma, Misió y Espiritualidad. La Vida Comunitaria tiene el mismo valor que la Acción Pastoral.
La Vida Religiosa es para nosotras un nuevo nacimiento, que nos llama a la conversión para vivir como hemanas y hermanos que llegan para que juntas pero por la Fe. La experiencia verdadera se hace en la dificultad y no en la alegría de cada día. Esta experiencia nos hace madurar con las dificultades, y nos dejan más fuertes para las adversidades y desafíos cotidianos.
Somos promotoras vocacionales primero de nosotras mismas, después vamos a invitar a otras personas para esta vida, “Vengan y Vean”! Tenemos un tesoro: los Consejos Evangélicos para vivirlos, tenemos todo y al mismo tiempo nada nos pertenece, todo es de todas y sin privilegios, somos iguales en el sentido de pertenencia.
Para todas nosotras, este encuentro fue considerado como un tiempo de rescate de los valores esenciales de nuestra Vida en Comunidad; un espacio para animarnos a ser portadoras de esperanza para este mundo tan sufrido por tantas amenazas.
Por todo, Dios sea alabado y agradecido.
Y como desafío y profunda convicción finalizamos cantando: Animadas las unas por las otras, sigamos con firmeza el camino, que el señor abrio delante de nosotras!
Hermana Lourdes Carvalho
Franciscana Misioneras de Nuestra Señora