Experiencia de la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa 2023 - Hermana Annie
¿Qué experiencia de la JMJ podemos compartir viendo a todos estos jóvenes del mundo entero reunidos y sabiendo que las iglesias están cada vez más desiertas?
Doy gracias a la congregación por haberme dado esta oportunidad. He intentado aprovecharla al máximo. Es la segunda vez que participo en la JMJ, la primera fue en Cracovia (Polonia) en 2016, pero las experiencias son diferentes. En estas experiencias, siempre he sentido la universalidad de la Iglesia y la presencia de Jesús en medio de miles de jóvenes de todo el mundo. Como si estuviéramos todavía en la época de la vida terrena de Jesús: mucha gente Le seguía, Le buscaba. Esto lo sentí mucho durante el Vía Crucis, la adoración y la misa de conclusión. Vivimos momentos increíbles: una experiencia de auténtica fraternidad, de sencillez, sin barreras lingüísticas y también una experiencia de alegría en el encuentro con Dios y con los jóvenes, compartiendo la misma fe. En otras palabras, experimentamos el Evangelio. Es una esperanza para los jóvenes, para la Iglesia y para nuestro mundo.
En estos pocos días con los jóvenes, me he dado cuenta de la importancia de las Jornadas Mundiales de la Juventud en la vida de la Iglesia. Es un acontecimiento muy importante para los jóvenes de hoy y para toda la Iglesia, por el compartir, el intercambio de fe entre ellos. Escuchando a estos jóvenes, especialmente durante el "café vocacional" y durante mi testimonio de vida religiosa, me di cuenta de sus necesidades, de sus sedes: tienen sed de Dios, de vida espiritual. Ellos necesitan que nosotros, los religiosos, los sacerdotes para que los guiemos, les mostremos el verdadero camino hacia Dios. Durante la JMJ, me preguntaron a menudo por mi vocación y mi fe cristiana. Por eso os invito a amar y ayudar más a los jóvenes, porque son el futuro de nuestra Iglesia". En la Misa de clausura, el Papa Francisco se dirigió a los jóvenes, pero creo que también se dirigió a todos nosotros y a toda la Iglesia, diciendo: "Id y dad testimonio de la alegría de la fe, de la esperanza que calienta vuestro corazón, del amor que ponéis en todo. Brillad con la luz de Cristo. Escuchadle para convertiros, también vosotros, en la luz del mundo. Y no tengas miedo, porque el Señor te ama y camina a tu lado. Con Él, la vida siempre renace. Estas palabras deben animarnos y sacudirnos.
Hna Annie RASOAMIHETY (Casa General de París)