Franciscanas misioneras de Nuestra Señora XXXIII Capítulo General - Documento final
FMNS consagradas al servicio de la vida, la comunión, la participación, la misión.
Guíadas por el Espíritu Santo, que nos habla aquí y ahora, nosotras, Franciscanas Misioneras de Nuestra Señora, queremos renovar y actualizar nuestro anhelo de caminar juntas siguiendo “los pasos de Jesucristo Nuestro Señor” a la manera de Francisco de Asis. Afirmamos nuestra voluntad de seguir tejiendo, en sinodalidad, la vida de nuestra Congregación.
Nos comprometemos a brindar:
El hilo rojo del amor de Dios y de los demás, sin cansarnos de hacer el bien;
El hilo verde de la ecología, viviendo el respeto de nuestra “casa común”;
El hilo gris de la renuncia a nosotras mismas, para revivir el don de Dios;
El hilo pardo de la espiritualidad franciscana, dejándonos evangelizar para evangelizar;
El hilo amarillo de la alegría, que irradia una vida fiel a nuestros compromisos;
El hilo azul de la fe de María, que vive la creatividad del Espíritu como fuerza de renovación y que se entrega íntegramente al proyecto divino;
El hilo morado de la humildad y del perdón, que vence el mal con el bien;
El hilo naranja del asombro y de las alabanzas, fuente de dinamismo y de Esperanza.
El hilo de oro de la presencia para los pobres, sean cuales sean;
El hilo rosa de la mirada benevolente y de la ternura;
El arcoíris de una vida intercultural en fraternidad y del carisma vivido como lugar de comunión y de fuerza al servicio de la misión.
“Nuestro carisma está anclado en la espiritualidad franciscana, fundado en la experiencia de Dios de Francisco de Asís: Dios, “Trino y Uno” El Espíritu nos precede en nuestra misión. Ante todo, tenemos que aprender a descubrirlo en nosotras y a reconocerlo en los valores vividos en las diferentes culturas. Amamos a María con un amor de preferencia. La contemplamos, “Virgen hecha Iglesia”, vínculo de unidad y de comunión, presencia discreta que congrega y anima.” (Véase Constitución fundamental).