Jubileo de 25 años de vida religiosa - Brasil
“Tú me sedujiste Señor, yo me dejé seducir” (Isaías 20, 7).
Doy gracias a Dios por haberme llamado a la vida consagrada en las Hermanas Franciscanas Misioneras de Nuestra Señora y en la fe de que siempre estará conmigo, fortaleciendo mi esperanza.
Cuántos años recorridos, cuántas gracias recibidas.
Dios es bueno y fiel. Que siga sosteniendo mi vocación.
Doy gracias por todos los desafíos que he vivido. Me han ayudado a madurar.
Gracias por la oportunidad de ejercitar el espíritu de obediencia.
Pido al Buen Dios que siga bendiciéndome y que continúe enamorándome cada día más de Él.
Todo sacrificio merece la pena. Soy feliz.
Jesús me ama con Amor eterno. Él es, de hecho, enamorado.
Para mí, celebrar 25 años de Jubileo es decir sí a Cristo y a servir a mis hermanos y a su Reino.
Es alabar a Dios a través de su amor y de su palabra, que se convierte en pan partido.
Gracias a la Parroquia de Nuestra Señora de la Purificación por permitirnos realizar este momento memorable. La gratitud es acción de gracias y alabanza. Concluyo con las palabras de San Agustín: "Señor es difícil seguirte pero es imposible dejarte".
Hna. Maria das Virgens.