Octubre, mes misionero
Estamos en el mes octubre, mes de las misiones. Jesucristo es una misión, enviado del Padre como el gran misionero para anunciar la vida, la paz y el amor. Él no vino para condenar al mundo sino para salvarlo. (Cfr. Jo 3,17). Este es el tema que guía el mes misionero en nuestra Iglesia de Brasil, en las Diócesis y en las comunidades eclesiales misioneras. La misión hace parte de nuestro ser Iglesia, pues Cristo quiere vernos misioneros y misioneras al servicio de todas las personas, pero, sobre todo, de los más necesitados, en busca de la salvación de todos, como Iglesias en salida, pastores con olor a ovejas, como nos dice el Papa Francisco.
La misión de Jesús es una misión de unidad y comunión con el ser humano, en fraternidad, con la persona de Jesucristo. Por eso Jesús me sedujo, me llamó y me envió por ese camino misionero para hacerlo con entusiasmo, alegría y osadía, aún en medio de tantas situaciones que se presentan para desanimarme, debilitarme, pero dentro de mí, existe una fuerza que me hace sobrepasar muchas situaciones adversas, sin desanimarme totalmente y cuando me desanimo lo busco a Él con más fuerza y determinación, y aún débil y limitada, cuando caigo, pido socorro y sigo el camino.
Desde el inicio de su vida pública, Jesús contó con personas, discípulos y discípulas que Él llamó para que lo siguieran más de cerca, y yo siento en esta vida misionera de salida, y llegada, ida y vuelta, muchas personas que fueron y son apoyo, alivio, ayuda en la misión, con niños en situación de riesgo, vulnerabilidad social, familias sufridas, que perdieron el rumbo, desanimadas, que precisan de todo: atención, importancia, alivio, escucha, palabras de entusiasmo, de confort y valorización, de dignidad, mujeres, solitas criando a sus hijos, sin empleo, sin voz en la sociedad, pero seguidoras de Jesús abandonado, crucificado, entonces delante de tantos sufrimientos, hice experiencia de dejar mi tiempo para oír, visitar, escuchar, apoyar, aliviar y hasta curar como el Maestro enseñó a sus discípulos, me siento en este camino como si Jesús estuviera a mi lado. El evangelista Lucas dijo que “Jesús recorría ciudades y poblados, proclamando y anunciando el Evangelio del Reino de Dios. Estaban con Él los doce y también algunas mujeres”. En diversos lugares y ciudades se hacen cirios misioneros, caminatas donde la misión se hace en los caminos o en las familias.
La misión es importante por el incentivo de las comunidades, de la vivencia fraterna del seguimiento de Jesucristo. La CNBB subraya la necesidad de construir comunidades eclesiales misioneras en los ambientes más variados, que sean casas de la Palabra, del Pan, de la Caridad y abiertas a la Acción misionera. (DGAE 2019-2023, n. 33)
La misión s Jesucristo porque el mes misioneros nos impulsa a todos los fieles a encontrarnos con el Señor Jesús y hacer de la misión nuestro compromiso de llevar juntos la Buena Nue-va del Reino y de la salvación a mucha personas que gritan, con miradas tristes, carenciados, sufrientes. Este es mi camino de Franciscana Misionera de Nuestra Señora, una presencia que anima a los ancianos, jóvenes, niños, familias, personas que llegan a este camino de entrega, de fe y esperanza.
Que la voluntad de nuestro buen Dios, se haga en nuestras vidas, en nuestra Región de Brasil.