Consejos Ampliados 2010
Estamos en búsqueda a fin de encontrar el camino para mejorar el proceso de formación a todos los niveles, porque de esto depende el futuro de la Congregación.
Hemos escuchado el susurro del Espíritu, siempre en acción…Una luz se encendió en el camino y hemos sentido arder nuestros corazones…
Esta experiencia nos permite afirmar que:
- Estamos convencidas que el Espíritu es el principal formador, que tenemos que abrirnos a su acción y dejarnos conducir por EL.
- Una fraternidad formadora es un lugar de vida que ayuda a recrear los vínculos que alimentan nuestra identidad y pertenencia carismática.. Una escuela de oración, un espacio de dialogo en la diversidad, una memoria del lavatorio de los pies como gesto cotidiano, un lugar donde nadie es “extranjero” sino hermana, hermano; un lugar de perdón, de fiesta y de esperanza.
- Una fraternidad formadora es aquella que enseña con la vida a compartir, amar, servir, a integrar la soledad; que permite experiencias de misión, que se siente corresponsable con los procesos de crecimiento y es un lugar de maduración.
Creemos que todas somos formadoras y que esto es una misión, una vocación. Pensamos que:
- La misión de la formadora es acompañar, escuchar, favorecer la vida, formar para la libertad y enseñar a « volar » a los jóvenes que acompañamos, en el momento oportuno.
- Acompañar es ayudar a la persona en toda edad, a vivir sus procesos de maduración para ser cada día más discípulo de Cristo, en un camino de conversión constante…
- Acompañar es dar y recibir, recreando la vida. Y en este Itinerario formativo que dura toda la vida, tomamos consciencia que la interculturalidad exige, conocimiento, apertura, respeto, dialogo y liberación de prejuicios, sabiendo que toda cultura tiene sus valores y antivalores.
Queremos ir a la intuición de los orígenes para encontrarnos con el ADN de la « Cultura de la Congregación », es decir: vivir, pensar, sentir, organizarse, celebrar y compartir la vida como Franciscanas Misioneras de Nuestra Señora, hoy.
« Conocerlo y hacerme semejante a El, por la vida y la vida en abundancia »…fue el lema que nos acompañó en estos días de encuentro, discernimiento y reflexión. Queremos vivir la aventura apasionante de hundirnos cada vez más en el misterio del Maestro, fijar nuestros ojos en EL, para apropiarnos de sus sentimientos y ser así portadoras de la vida y de la Vida en abundancia…